Después de 68 años, Dunkin´ Donuts actualiza su marca y se convierte en Dunkin´, en lo que parece ser un nuevo plan de crecimiento para modernizar la experiencia Dunkin´.

En este caso, se puede decir que Dunkin´ Donuts no sólo ha tendido a simplificar su marca como otras muchas empresas han hecho a lo largo de historia, sino que además ha corporativizado el uso popular del nombre de la marca, que por otro lado venían apoyando desde 2006 con diferentes campañas y hashtags a través de las redes sociales. Cambio que, además, aumenta la flexibilidad de la marca para dar cabida al resto de productos que engloba -“resto” que representa el 60% de su negocio-.

Es innegable que la eliminación de “donuts” empatizará con una sociedad urbana sumida en el ajetreado día a día, pero a la vez mucho más concienciada con el mundo #healthy (aunque solo sea por pura pose en Instagram).
Siguen conservando fuertes señas de identidad con la marca. Podrían haberse vuelto locos y darle un giro completo, pero han optado por una acertada continuidad en cuanto a tipografía y colores, y han realizado unas adaptaciones gráficas y de packaging muy limpias. Incluso la arriesgada eliminación de vocales en sus vasos hace reconocible a la marca y visualmente parece un divertido juego de formatos en vez de escalar el mismo logo a todas las piezas.

Veremos cómo se va asentando la marca a lo largo de 2019 en el mercado español, que hasta ahora ha llevado un camino paralelo al modelo de negocio estadounidense.